La vida de Hugo Bastos de Aquino dio un giro radical hace 7 años, cuando le diagnosticaron una enfermedad renal crónica, pero a pesar de lo que se podría pensar, estos han sido, según sus propias palabras, los mejores años de su vida.
“Por increíble que parezca, estos años han sido los mejores de mi vida. Crecí personal y profesionalmente. Pisé el acelerador”, afirma desde Brasil, su país natal y de residencia por poco tiempo. “Quiero trasladarme, en cuanto pueda, a Portugal porque allí está mi pareja y es un país que conocí en estos años y en el que estoy deseando vivir”.
Hugo tiene que esperar un tiempo a cumplir ese deseo porque acaba de ser trasplantado y, aunque todo ha salido muy bien, todavía requiere revisiones médicas en su país.
Su padre era diabético e hipertenso y, como él, tuvo un problema renal, pero el Covid se cruzó en su vida y falleció en 2021. “Tuvimos la mala suerte de no contar con vacunas. El presidente de Brasil no favoreció la compra de vacunas y mi padre, con la salud que tenía, no superó la infección”.
A lo largo de estos últimos 7 años, Hugo ha perdido peso, se ha puesto en forma y ha estado viajando por diferentes países. “Si no hubiera tecnología, yo no estaría aquí. El tratamiento no es lo más fácil, pero permite que pueda vivir lo más normal posible”, explica. Esa ‘normalidad’ le ha hecho que pueda seguir dializándose estuviera donde estuviera. “Me gusta mucho viajar, conocer culturas diferentes y la diálisis no me ha impedido seguir viajando. He programado mis sesiones en centros de diferentes países, y no he tenido ningún problema, todo lo contrario”.