Tiene 26 años, ha sido enfermo renal desde la infancia y lleva dos trasplantes. Luchador de carácter, es enfermero de vocación y ha decidido dedicarse a la diálisis. José Luis Herrero, enfermero de Centro de Diálisis Valencia comparte con nosotros su historia que demuestra que la enfermedad no es una barrera
Nació con un Síndrome de Alport, que le diagnosticaron a los 4 años, después de que sufriera reiteradas infecciones de orina desde los 3 meses. Los diminutos vasos sanguíneos de los glomérulos de los riñones resultaron dañados y poco a poco fue perdiendo función renal.
“Hasta los 10 años estuve con una función renal bajita pero estable. Pero cuando murió mi padre hice un pico en la enfermedad y me dijeron que tenía que empezar en diálisis”. Tenía su primera sesión de diálisis el 21 de agosto de 2001, pero el día antes entraba en quirófano para someterse a un trasplante.
Vida normal de un niño con un riñón trasplantado
“Pasé mucho miedo, estaba muy asustado porque era muy pequeño, pero la operación salió bien. Estuve ingresado 8 días y me pude ir a casa”.
Desde entonces hizo vida normal: iba al colegio, salía con los amigos, jugaba al fútbol,… pero el cambio hormonal durante la adolescencia le provocó algunas alteraciones que dañaron el riñón hasta el punto de provocarle una hipertensión severa. “Subió la creatinina, poco a poco el riñón fue perdiendo su función y cuando se produjo una hipertrofia en el ventrículo izquierdo debida a la hipertensión, los doctores se plantearon quitarme el riñón y empezar la diálisis”.
Tenía 17 años y acababa de llegar de un viaje a Granada con el colegio cuando recibió la noticia. Decidió dializarse martes, jueves y sábado, para no perder muchas clases. “El colegio se portó fenomenal, los profesores me ayudaron un montón”. Los días que tenía diálisis, sus compañeros le pasaban los apuntes y los deberes.
“La diálisis me trastocó mucho, estaba en 2º de Bachillerato, tenía un catéter en el pecho y estaba muy cansado. Tuve que dejar de hacer deporte… pero era un buen paciente”.
El regalo de un nuevo riñón
El 24 de abril de hace 9 años, el día del cumpleaños de su madre, le llamaron para anunciarle que tenían un donante. Le hicieron pruebas y estuvieron a punto de descartarle. “Estaba muy encharcado y los doctores tenían dudas de si realizar la intervención o no. Me hicieron una sesión de diálisis doble.
Al final decidieron trasplantarme… esta vez estaba más tranquilo”, pero la recuperación fue más larga, con su 1,68 de estatura, llegó a pesar 40kg. “Cumplí los 18 años en el hospital, pude examinarme al salir pero perdí la selectividad. La aprobé en la convocatoria de septiembre”.
Habla agradecido de su escuela Parque Colegio Santa Ana donde estudió: “los profesores me examinaban a mí solo” y reconoce que su apoyo fue muy importante para sacar el curso adelante.
La vocación de Enfermero
Quería ser médico como su padre, pero al examinarse en septiembre no tuvo opción y acabó decidiéndose un año después por la Enfermería. “No me arrepiento. Me gusta mucho mi trabajo y Medicina eran muchos años y yo no sabía cómo iba a reaccionar mi nuevo riñón”. Cuando terminó los estudios de Enfermería en 2012 cursó un Master en Diálisis y Trasplante Renal y actualmente hace suplencias en el Centro de Diálisis de NephroCare en Valencia.