Johannes Schrek tiene mentalidad de guerrero porque, según afirma, la vida es una lucha cuando tienes una enfermedad. Sin reproches, asume lo que le ha tocado vivir y trata de adaptar su día a día para disfrutar todo lo posible.
“En lo personal, he tenido dos experiencias que me han hecho tener un punto de vista sobre la diálisis quizás diferente al de otras personas. Mi madre, al igual que yo, tiene poliquistosis, una enfermedad que deteriora los riñones y que te lleva a necesitar la diálisis para seguir viviendo. Sin embargo, su vida se ha convertido en la enfermedad, algo que yo no comparto. Por otro lado, la madre de mi expareja murió de ELA, por la que estuvo postrada 10 años en cama. Por eso, yo vivo mi diálisis como un mal menor, en comparación con todo lo que te puede tocar en la vida”, asegura.
Johannes ha incorporado una serie de cambios en su día a día para que la enfermedad no se convierta en su único foco de atención. “Es cierto que, al principio, cuando te dan el diagnóstico, es deprimente: dejas de trabajar, tienes menos dinero, te tienen que pinchar, tienes restricciones dietéticas… Pero, poco a poco vas adaptándote, y te das cuenta de que tienes que reescribir tu vida y luchar por mantener lo que puedas y lo que no, buscar la forma de cambiarlo para que te afecte lo menos posible”, explica.